Viajar es como vivir mil vidas
En 2002 el prestigioso semanario Newsweekla incluyó entre las escritoras latinoamericanas más destacadas de su generación. Autora de cuentos, novelas y ensayos, Carmen Posadas habló en Civican de su compromiso con la literatura. En esta entrevista nos deja entrever su infancia en Montevideo, su faceta de madre, los viajes…
VIAJAR ES COMO VIVIR MIL VIDAS»
«Yo fui una niña extra tímida y muy fea. Mis hermanan eran rubias, de ojos verdes, y contaban unos chistes graciosísimos. De ese problema nació mifantasía». Así se auto-retrata Carmen Posadas en su infancia. Nació en Montevideo, el 13 de agosto de 1953, y creció allí en una casa que recuerda con mucho cariño. «Vivíamos en una quinta, Quinta Posadas, con un terreno enorme, que contenía hasta un jardín botánico, y había caballos, ovejas, etc.». Su padre, diplomático, leía mucho, «era de esas personas que aprenden ruso para leer a Tosltoi Tenía un carácter muy introvertido, no soportaba el contacto fisico y su forma de relacionarse con nosotros, sus hijos, era a través de los cuentos. Nos leía La Odisea, Sherlock Holmes… de todo», relata esta escritora que obtuvo el Premio Planeta en 1998 con su novela Pequeñas infamias. Nunca pensó en dedicarse a la literatura porque le hubiera encantado ser cantante de ópera, «algo imposible», puntualiza, «porque canto fatal», o artista de circo… cualquier cosa menos escritora.
Sin embargo, su extrema timidez la condujo a buscar en la fantasía un mundo mágico. Su madre, una gran narradora oral, y muchas de las personas que trabajaban en la quinta le contaron infinidad de cuentos, «al jardinero le gustaba asustarnos con historias espantosas, con las que te morías de miedo».
A los 12 años dejó Uruguay e inició con su familia un periplo por el mundo. Buenos Aires, Londres, Moscú, Madrid… Se casó muy joven con Rafael Ruiz Cueto, con quien tuvo dos hijas, Sofía (que ahora tiene 32 años y espera un bebé) y Jimena (de 29). Confirma que disfrutó educando a sus hijas, contándoles todo tipo de cuentos y también los que ella inventaba. «Fui una madre madre, no una amiga de mis hijas, eso siempre me ha parecido una tontería. Era estricta por un lado, porque creo que tener una disciplina en la vida viene muy bien en el futuro, pero luego tenía mucho cuidado de que, si me enfadaba con ellas o las castigaba, supieran el motivo. Porque de pequeña muchas veces te castigaban y no sabías por qué, con lo cual no servía para nada. Tengo una cierta vocación frustrada de maestra».
Y llegaron los premios
Publicó su primer libro, un cuento infantil, en 1980, y en 1984 obtuvo el Premio al Mejor Libro Infantil Editado con El Señor Viento Norte. De todos los cuentos que ha escrito, hay uno, Kiwi, por el cual siente especial cariño: «Me he dado cuenta de que es una reelaboración de ´El patito feo´. Lo publiqué en los 80 y se sigue reeditando casi cada año. Además, acabo de enterarme de que en la Comunidad de Madrid se lo dan a los padres que quieren adoptar niños, y eso me da mucha alegría». Autora de 20 títulos de literatura infantil y juvenil, una decena de ensayos, novelas y varios guiones de cine y televisión, el éxito le llegó con Cinco moscas azules (1996) y, dos años más tarde, ganó el Planeta con Pequeñas infamias, una obra traducida a 16 idiomas y editada en 40 países.
A lo largo de su carrera profesional ha tenido que romper muchos tópicos. Se casó en segundas nupcias con Mariano Rubio, gobernador del Banco de España. «Si me publicaban un libro, nunca era mérito mío; que si porestar casada con Mariano, por mi cara bonita… Pero siempre creí que, si tenía un mínimo de talento y trabajaba, tarde o temprano conseguiría romper esa imagen estereotipada».
Una tímida sin maquillar.
En la distancia corta, Carmen Posadas resulta una mujer muy atractiva pero cercana, con quien la conversación discurre con una fluidez inusitada, como si el personaje que representa se diluyera y al poco emergiera ella misma, tal cual, sin maquillaje. Asegura no haber superado la timidez, «he hecho de todo, pero no se cura», pero reconoce deberle mucho a esa ´enfermedad´. «Si no, yo hubiera sido una persona muy superficial». Al preguntarle por sus placeres, no duda en contestar: «Lo que más me gusta de todo, incluso más que escribir, es viajar. Viajo casi todas las semanas, viajes cortos de tres días como máximo. Viajar es como vivir mil vidas. Hoy estoy en Pamplona, y es una vida. Ayer esta¬ba en Londres, y era otra vida. Mañana esta¬ré en Madrid, y también vivo otra vida». Una visita reciente a Colombia le ha impactado en particular, «porque a pesar de toda la violencia, la gente tiene un gran deseo de aprender, una ilusión por normalizar la vida y darle un sentido cultural».
Colabora con varias oenegés, como Acción contra el Hambre, Acnur, Save the Children, entre otras, pero no le gusta frivolizar con este tema. Si pudiera elegir proyectos de la obra social, apoyaría «a la tercera edad, seguro, y también propuestas de ocio y cultura para los adolescentes, pero cosas divertidas, no rollazos. Por ejemplo, talleres de teatro, de escritura, cinefórum,..». Viajera y observadora del mundo, le preocupa que los niños aprendan a discernir la realidad de la ficción. «Te estás tomando la sopa mientra? ves en la televisión cómo muere la gente en Bagdad y no te impresiona, porque hemos perdido la capacidad de asombro».
UN HOMENAJE
A LAS MUJERES LIBRES
En este ensayo, «A la sombra de Lilith», escrito en colaboración con Sophie Courgeon, Carmen Posadas lanza un alegato a favor de la mujer y también un canto a las diferencias que la singularizan. En la segunda parte del libro retrata a doce mujeres que superaron las barreras de su tiempo, entre ellas, Catalina de Médicis, por quien Carmen Posadas siente especial admiración: «Me gustan las mujeres malas, las buenas me aburren. Catalina de Médicis era muy fea, de origen plebeyo; se casó con el rey de Francia, Enrique, que tenía una amante y que a su mujer ni le miraba a la cara. Así pasó ella como 15 años, sola; vivió una vida miserable. El rey no tuvo más remedio que hacerle algún hijo, pero murió joven y Catalina se convirtió en regente de tres reyes de Francia. E hizo muy bien su trabajo. Me encanta esa historia de superación, de cómo una mujer con todo en contra puede con su destino».